La pandemia desgarra las máscaras de la hipocresía. Ahora afloran los temores de ser examinados por la vida real, dejando la triste ficción politiquera de la vida aparente.


Sistemas cargados de injusticias, muestran claramente que son de atención de la enfermedad y, en general, no han estado a la altura de la planificación urbana, mínimamente aceptable, que requiere la razón básica en la prevención de enfermedades evitables de los países.

Hace 25 años, con la Cámara Argentina de Empresas de Salud (CAES) y La Fundación Docencia e Investigación, lanzamos un Congreso Internacional: Salud, Crisis y Reforma, con el objeto republicano de colaborar con el Estado para un aporte a la ciudadanía, dándole la chance a partir de los debates, de planificar un modelo de Servicios de Salud con la colaboración de todos los sectores técnicos y científicos, donde el Hombre, sin distinción, fuera el eje del Sistema.

Los 25 años transcurridos no fueron en vano. El cuarto de siglo consolidó tristemente la indiferencia y expuso la peor cara de la decadencia, aquella que corroe, por acción u omisión, la vida de millones de personas.

La falta de estructura sanitaria enferma innecesariamente, debilita la chance de progreso de las personas y del desarrollo de los países.

Propusimos la reforma para hacer desaparecer definitivamente el viejo concepto de la “suerte del nacer”. Sacar a las poblaciones de la existencia casual, para proyectarla a la causalidad del Derecho Humano.

La Salud no es ni estatal ni privada, es Pública.

Cómo no instalar en los planes de estudio el paradigma del Hombre Sano. Desde medicina, ingeniería, arquitectura, sociología, periodismo, comunicadores, psicología, economía; empresariado, laboral, gremial, etc.

La Salud es tan importante que no puede quedar sólo en el ámbito académico.

SALUD, CRISIS Y REFORMA 
es un espacio ciudadano virtuoso, que nos brindó la posibilidad de desarrollar el pensamiento. Que moviliza estados filosóficos dormidos en nuestros seres y que lucha para darle valor en Salud a nuestro país.

Que nuevas contingencias infecciosas o patologías sociales nos hagan funcionar con la causalidad de la razón.

Los Hospitales, Clínicas, Sanatorios, Geriátricos, Institutos, son herramientas sanitarias excluyentes. Con sus dotaciones de profesionales y trabajadores de la Salud son esenciales. Deben ser valorados, protegidos y tipificados correctamente para que sus servicios no sean la casualidad de una emergencia, sino la causalidad de un Sistema de Salud, de una verdadera política de Estado al Servicio de la Comunidad, sin exclusiones de ninguna naturaleza y siendo efectivamente de la vida real. 


Norberto H. Larroca
Presidente del Congreso CAES